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Monseñor Juan José Aguirre ha visitado COPE donde nos ha contado la última hora sobre la comida benéfica

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El obispo de Bangassou: "Siento compasión por los afectados y por los pobres que no podrán acudir a Cáritas"

    El obispo de Bangassou: Siento compasión por los afectados y por los pobres que no podrán acudir a Cáritas

    El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, en micrófonos de COPE, ha asegurado sobre la crisis del coronavirus que "este imprevisto nos descoloca pero lo primero que se me viene a la cabeza es compasión por todas las personas que están sufriendo el coronavirus". Por ello ha pedido que recemos para que esta situación termine.

     La Fundación Bangassou tenía previsto celebrar este sábado 14 de marzo en el Real Círculo de la Amistad de Córdoba, su tradicional comida benéfica, a la cual asisten muchas personas llegadas de distintos puntos de España. La Consejería de Salud y Familias, ha pedido a la Fundación ante la probabilidad de contagio por el coronavirus, aplazar el evento anual este sábado al mediodía día. 

     La Fundación Bangassou organiza su tradicional comida benéfica para la reconstrucción de dos misiones. El año pasado un grupo de mercenarios destruyeron las misiones de Bakouma y Gambo.

     Atendiendo a esta petición y recomendación, el presidente de la Fundación Bangassou, Miguel Aguirre, no ha dudado ni un segundo en comunicar su aplazamiento cinco días antes de la celebración. El mes que la organizaicón está barajando es octubre, donde se pretende recaudar una cuantía sufiente para levantar dos misiones que fueron destruidas el año pasado. "Un grupo de mercenarios, armados hasta los dientes, entraron en las misiones de Bakouma y Gambo, rompiendo puertas, rejas, robando libros, placas solares y fotovoltaicas, y ahora tenemos que levantarnos de esta grupo golpe para conseguir que vuelva a su estado inicial", afirma Monseñor Aguirre. 

   En el caso de Bakouma, situada a unos 130 kilómetros de Bangassou, el propio Aguirre ha contado que fue testigo de la llegada de unos 3.000 mercenarios. Esta misión católica fue saqueada en la noche del 31 de diciembre de 2019 y el párroco logró salvar la vida por cuestión de minutos. No corrió la misma suerte el imán de la mezquita, ya que fue asesinado por las milicias. Gracias a un camión proporcionado desde Córdoba  por la Fundación Bangassou, pudo rescatar a los huidos en la selva, y llevó a los menores sin familia a un orfanato.

     La situación desde el punto de vista político está cada vez peor, pero algo está cambiando entre las personas que ayudamos a través de los distintos talleres puestos en marcha en Bangassou. Los misioneros han podido ver como víctimas y verdugos conviven día a día, y "eso se consigue pasando página de corazón y abriendo las puertas al perdón. Porque si no ", afirma Juan José Aguirre.

     El presidente de la Fundación Bangassou, Miguel Aguirre, ha informado en COPE que "todas aquellas personas que lo deseen pueden acercarse por la sede de la Fundación donde se le devolverá el importe de la entrada donativo". No recomienda que los asistentes se queden con la que ahora mismo poseen "ya que lo más seguro es que en octubre se rediseñe una nueva entrada donativo".

 

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Monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou : “Cuando todos se marchan ante situaciones difíciles, la última que apaga la luz es la Iglesia Católica”

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     En realidad la labor misionera de este obispo comboniano, en estos días,  está aquí, en Córdoba. Su presencia, sus palabras, su mirada, en muchos casos son suficientes para recordarnos el mensaje del Evangelio a los que nos extraviamos en más de una ocasión, con la fe gastada por la comodidad, el ruido y las distracciones. Monseñor Juan José Aguirre (Córdoba, 1954) nos recuerda, con su testimonio, qué es lo que cuenta, dónde poner el foco y que lo verdaderamente importante es el amor. Que la vida es una y corta, y que es mejor dotarla de sentido y felicidad amando al prójimo como a nosotros mismos. Este es el mensaje principal, pero después vienen los detalles, y los detalles están en los pobres, en los que no poseen nada, en los explotados, en los apartados, en los lejanos que no cuentan para las noticias ni para casi nadie.

     Él desarrolla su labor misionera en la diócesis de Bangassou, en la República de Centroáfrica. Y en los años que lleva allí ha salvado  muchas vidas a costa de  casi perder la suya. Se ha enfrentado a los ‘señores de la guerra’, a las multinacionales, al gobiernos corruptos. Pero ese enfrentamiento no ha sido violento, sino con la justicia como razón y la dignidad humana como algo innegociable. Y con fe. Mucha fe.

     Su tierra natal ha respondido a ese trabajo con generosidad, y a través de la Fundación que preside su hermano Miguel, Córdoba ha donado, colaborado, ayudado y defendido la labor misionera no solo de este obispo, sino de todos los religiosos que se baten el cobre en lugares inhóspitos pero no dejados de la mano de Dios, porque la mano de Dios se alarga en las misiones, con las mujeres y hombres que envía allá a donde el hombre no quiere mirar. Este es el mes de esa labor misionera. El domingo 20 de octubre  se conmemora, como cada año, el Domund. Y hemos podido contar con el testimonio de monseñor Aguirre, que en muchos casos no es cómodo ni políticamente correcto. Pero que siempre está lleno de esperanza.

     – Monseñor Aguirre ¿cómo se ha dejado usted la diócesis en esta última visita a Córdoba?

     – Pues un poquito empantanada, porque la situación en Centroáfrica sigue violenta, aunque ya no hay las matanzas que había antes. La ONU ha puesto ya unas ‘líneas rojas’ para evitar que se cometan crímenes contra la Humanidad, pero 14 señores de la guerra siguen dominando Centroáfrica y haciendo impunemente todo cuanto quieren.

     – Explicar esa situación en Occidente es difícil, porque llevan así muchos años. Y no solo en su diócesis, sino en gran parte del continente africano.

     – Con las comparaciones uno se puede hacer una idea. Imaginad que el Gobierno español tuviera cuatro o cinco ministros extranjeros: albaneses, yugoslavos, griegos… y que fueran pagados por ello. Eso solo pasa en Centroáfrica. Que ese país tenga cuatro o cinco ministros que son criminales, señores de la guerra, pues eso es lo que pasa allí.

      – La impresión es que con respecto a esa situación hay un silencio informativo muy grande ¿no?

     – Sí, porque interesa que sea así. Los que estamos viviendo en Centroáfrica y en otros sitios asistimos al famoso dicho de ‘A río revuelto, ganancia de pescadores’. No conviene que haya ruido, porque mientras exista una cortina de humo enorme favoreciendo y provocando, incluso, luchas entre la población musulmana y no musulmana, compañías chinas, del Golfo Pérsico, americanas, europeas y canadienses pueden venir a buscar oro, manganeso, mercurio, diamantes y a intentar encontrar coltán, que es el mineral que más interesa ahora. En una zona controlada en un 80% por los señores de la guerra, no interesa que nadie venga a husmear. Que nadie publique ni escriba nada, para continuar con este robo de depredadores a Centroáfrica. Hace unos meses, un compañero misionero nuestro descubrió como una compañía china había desviado el curso de un rio en busca de oro. Habían traído maquinaria desde Pekín. Tienen un método de extracción para el que necesitan mercurio y habían contaminado las aguas. Hemos visto cómo debido a esa contaminación las personas contraían enfermedades, las mujeres abortaban y cómo la situación se hacía insostenible para la población local. Y mientras esa compañía china seguía extrayendo oro en cantidades industriales. Eso es preferible que no se sepa. Cuando mi compañero – italiano-  lo denunció, las autoridades lo llevaron a la cárcel. La Conferencia Episcopal se alzó en pleno para sacarlo de la prisión. Se pudo deshacer el entuerto y a la compañía china le han dado otro lugar.

     – Si desconocido es lo que ocurre social y políticamente para el resto del mundo, aun lo es más la labor que está haciendo allí  la Iglesia católica.

     – Desde luego. Cuando todos se marchan ante situaciones difíciles, la última que apaga la luz es la Iglesia Católica. Nos hemos quedado en situaciones de gran tribulación, como por ejemplo, en los campos de desplazados: el 97% de la inmigración, repito, el 97%, está dentro de los países africanos, que son 53. Son personas que huyen de la guerra o de situaciones tremendamente complicadas, e intentan pasar de un país a otro. Paises como Uganda,  ha recibido ya dos millones de refugiados del Sudán, que está en guerra civil. Dos millones, sin visado, sin pasaporte, sin encontrarse vallas ni policías a la entrada. Los han ido dejando pasar y forman parte de esos campos de desplazados. Sé que uno lo llevan los salesianos allí en la frontera, con 70.000 personas. En mi diócesis tenemos 12 campos de desplazados. Los que llegan aquí a Europa pueden ser el 3% de los subsaharianos, que son personas que les han pagado dinero sus familias y han cotizado para poder enviar a uno, atravesar el desierto, y si no ha muerto en ese inmenso cementerio que es el desierto del Sáhara, llegan a Europa.

     No podéis imaginar lo que es un campo de desplazados. El Papa habla de periferias, y os aseguro que un campo de desplazados de 10.000 personas es una periferia en estado puro. Y allí viven durante años. Yo tengo uno a cien metros de mi casa, donde han venido a refugiarse 2.000 musulmanes de la población musulmana de Bangassou que hemos acogido en el Seminario Menor, porque corrían peligro de ser degollados.

     “No podéis imaginar lo que es un campo de desplazados. El Papa habla de periferias, y os aseguro que un campo de desplazados de 10.000 personas es una periferia en estado puro”

     – Es fácil encontrarnos a famosos apoyando a distintas ONG. Suelen sacar muchas fotos en la prensa. Sin embrago la Iglesia ha estado antes  y lo sigue haciendo. ¿No tienen altavoz?

     – Yo sé que hay muchas oenegés que son magníficas. Hay otras muchas que son mediocres. Existen organismos que son estupendos: Médicos Sin Fronteras hacen un trabajo excelente aunque tengan un gasto logístico interno muy grande. Miro a Manos Unidas, a Ayuda a la Iglesia Necesitada, que nos dan muchísimo. En muchas ocasiones, los misioneros católicos somos conocidos a través de estas oenegés, y también Obras Misioneras Ponticifias nos hace la propaganda, por así decirlo. Pero no os podéis imaginar la cantidad de ‘publicidad’ que podríamos tener y no sale porque no nos  interesa tampoco eso. Nos  interesa estar con los más pobres, trabajando con ellos, con el pueblo de Dios, porque es allí donde nos lleva Dios: a trabajar, a hacer nuestra labor. Los periodistas sabéis que en muchas ocasiones tenéis informaciones de sitios que podrían ser muy importantes pero no poseéis un testimonio gráfico, de nadie que esté allí para sacar una imagen en televisión o unas fotografías. Vivimos nosotros esas situaciones y yo saco mis propias fotografías, pero no son para darle publicidad. En sitios difíciles es complicado encontrar un periodista que recoja la imagen, y sin imagen no se puede dar en muchas ocasiones la noticia completa.

      – Estamos en el mes misionero y este domingo 20 de octubre se celebra el Domund. El lema de este año es ‘Bautizados y enviados’, en recuerdo de la carta Maximum Illud  proclamada por el Papa Benedicto XV, hace cien años. En ella animaba “a vivir las misiones en su esencia separándolas del colonialismo”. ¿Cuál es el colonialismo de hoy?

    – El colonialismo definía a lo que ocurría hace cien años, pero en neocolonialismo sigue existiendo en África de una manera escandalosa. El neocolonialismo es llegar a países en forma de multinacionales y explotar las materias primas de esos países en beneficio propio. Y en África hay muchísimas, pagando muy poco. El trabajo misionero no consiste en la búsqueda de diamantes o de oro, de manganeso o coltán. Los misioneros buscamos enfermos de lepra, de sida, de ébola, o de situaciones de marginalidad, o de personas tremendamente vulnerables a los que vamos a echar una mano. En estos días nos están llegando niñas de 6, 7 u 8 años a las cuales grupos de mercenarios les han entrado en sus pueblos y les han matado a toda su familia. Han degollado a su gente y ellas han sido testigo de ello. Como querían sacar fruto de esos crímenes de guerra, hemos contactado con los criminales y al final nos han ‘vendido’ a las niñas. Digo ‘vendido’ porque hemos tenido que pagar por ellas. Hemos podido recuperarlas y recolocarlas en otros grupos, etnias o tribus, y han vuelto a la vida, por así decirlo.

     El neocolonialismo es llegar a países en forma de multinacionales y explotar las materias primas de esos países en beneficio propio. Y en África hay muchísimas, pagando muy poco.”

   Lo que buscamos los misioneros es la compasión y el amor. El Papa Francisco definía recientemente a las misiones como ‘un hospital de campaña’.  Y en ciertos sitios donde vivimos una situación extrema de guerra o de violencia, como es en Centroáfrica, pues allí damos amor, metemos amor en ese ‘agujero negro’. Dar esperanza, decirles a la gente que mañana será mejor, decirles a las chicas embarazadas después de haber sido violadas por la guerrilla que tienen un futuro, que pasen página, que curen heridas, que den gratuitamente el perdón y que vamos a empezar de nuevo. Con la fuerza de Jesucristo podemos ofrecer todo lo que hemos recibido de Dios. Hemos sido bautizados, hemos sido llenos de Su Espíritu, de su fuerza. Y una vez que estamos llenos y la hacemos nuestra, somos enviados para ir a repartir. Es como el movimiento de sístole y diástole de tu corazón. Recibes la sangre oxigenada por tus pulmones y cuando está bien caliente, limpia y preparada la tienes que soltar para que llegue a todas las personas posibles.

     Lo que buscamos los misioneros es la compasión y el amor. El Papa Francisco definía recientemente a las misiones como ‘un hospital de campaña’.

    – El Papa Francisco es particularmente crítico con el mercado y la globalización. Define al mercado como ‘un sistema injusto en su raíz’ porque ‘favorece la exclusión y mata’. Llega incluso a culpar al sistema y a esta exclusión de provocar el terrorismo islamista. Esto se puede entender como una lectura política. ¿No le preocupa que de esa lectura se puedan favorecer gobiernos populistas?

     – Intentamos buscar la verdad, y muchas veces esta verdad es profética y no gusta. Y se nos tacha de hacer política. Puede ser que algunos lo interpreten así porque cada uno es libre de hacer sus propias interpretaciones. Pero lo que realmente nos interesa a nosotros es hacer lo que hace el buen samaritano, que se baja de su cabalgadura y a aquél que está en el suelo pateado por los ladrones no le pregunta si es hombre o mujer, blanco o negro, judío o musulmán, si tiene papeles o no tiene papeles. Lo monta en su asno y lo lleva al albergue para curarlo. Si preguntamos quién lo dejó herido en el suelo, quiénes son estos ladrones que lo han vapuleado y que han cometido contra él una injusticia, algunos pensarán que eso es hacer política. Pero, finalmente, la Iglesia dice que eso es hacer justicia. Y la justicia, muchas veces, va junto a la caridad.

     “Intentamos buscar la verdad, y muchas veces esta verdad es profética y no gusta. Y se nos tacha de hacer política.”

      – Europa no sabe qué hacer con los inmigrantes que se quedan en el mar.

     –  Europa – yo hablo de subsaharianos- recibe el 3% de personas que han vivido un auténtico calvario. Es que no os  podéis ni imaginar lo que una muchacha que se ha bajado de una pasarela en Algeciras lleva en sus mochilas. Puede ser, por ejemplo,  que haya salido de Nigeria, de Benin City, que se ha convertido en la fuente de chicas jóvenes prostitutas en España.  Habría que investigar por qué de esa ciudad salen tantísimas mujeres que hoy ejercen la prostitución. Pero antes esta mujer ha tenido que ponerse en manos de alguien que la lleve en camión hasta el desierto, camión pagado por su familia que lo ha estado cotizando. Y ha llegado, posiblemente, a Tamanrasset, y allí los aduaneros de Argelia han parado el camión y han permitido que sigan todos menos las mujeres. Y se quedan allí las jóvenes, dos o tres meses, para ‘disfrute’ de los aduaneros. Luego, cuando consiguen volver a subirse a un camión y llegan a Tánger después de dos o tres años, muchas de estas mujeres son vendidas como esclavas. ¡En 2019!. Las llevan a un mercado, a Libia, y allí, gente con turbante las desnuda para elegirlas, les miran los dientes, los pechos, y dan un precio por ellas. Cuando estas mujeres logran que la familia les envíe más dinero, pueden compra su propia libertad. Tres años de auténtico infierno.

     Llegan a Tánger y se encuentran 12 barreras. 12 mafias diferentes que tienen que pagar para pasar: una por el barco, otra por los papeles… Y cuando llegan a la playa empieza otra historia, que es la del Mediterráneo, ser rescatadas. Y si alcanzan Algeciras, comienza otro capítulo: asilo o no asilo, devolución en caliente o no… Hay que dejarlas. Son hermanos, son personas que llevan un auténtico calvario, un infierno. Démosles una oportunidad.

   Yo estoy contentísimo de ver cómo hay muchos inmigrantes del Senegal que han conseguido instalarse en el Cantábrico, en la pesca. Mi hermano Miguel y yo hemos visto como en zonas como Zarautz o Zumaia los barcos de pesca tienen un patrón vasco y el resto de la tripulación es senegalesa, porque los vascos jóvenes ya no quieren hacer ese trabajo tan duro. Y cuando tras cuatro o cinco años esos senegaleses consiguen papeles, llaman a sus familias. Y es una inmigración que necesitamos, porque sus familias vienen con hijos, y esos hijos llenan las escuelas… Es decir, estos inmigrantes son hermanos. Lo cierto es que la televisión nos vende miedo, y esto es muy grave. Detrás de ese miedo hay personas  y tras esas personas, una experiencia de vida tremendamente dura.

   – Ha hablado usted de su hermano Miguel, responsable de la Fundación Bangassou, una fundación que colabora tremendamente y con mucha generosidad con su diócesis. La última noticia es la campaña de medicamentos que un año más han negociado con el Colegio de Farmacéuticos, con la venta de lotería.

     – Igual que antes hacías alusión a que mucho del trabajo de los misioneros no tiene un eco, no tiene repercusión, yo te aseguro que hay millones de personas en España que poseen un corazón bueno. Y que se dan, que trabajan en Cáritas, que ayudan a muchísimas personas. Y si no en Cáritas, en muchos otros sitios, como la Fundación Bangassou, ayudando a los misioneros. Personas que no salen en la televisión ni en los noticiarios. Cantidad de personas que no quieren aparecer, que de manera discreta, sin que su mano izquierda sepa lo que hace la derecha, trabajan para dignificar el mundo, hacerlo mejor. La televisión nos vende la parte negativa de nuestra sociedad y esconde la parte positiva, que es muchísima también.

     – ‘Bautizados y enviados’ como lema de la jornada misionera. Pero, ¿realmente el hombre sabe hoy en día a dónde tiene que ir?

     – Basta sentarte un poquito y reflexionar. El hombre de nuestro tiempo se da cuenta, como siempre, que tenemos una sola vida, que no hay otra de recambio, como una rueda de coche. Y cuando se nos acabe ésta, ya nos vamos a la eternidad. Cuando nos llegue ‘el 32 de diciembre’ ya no hay vuelta atrás. Entonces, vamos a aprovechar al que tenemos.

    Y hay muchas personas que hacen esta reflexión y logran alejarse de la vorágine del consumismo, del capitalismo salvaje y consiguen dejar entrar en sus vidas sentimientos más nobles, de dignidad y sobre todo de amor al prójimo. También depende de las edades, porque es normal que de jóvenes no hagamos más que mirarnos el propio ombligo, pero llega un momento en la vida en que uno se da cuenta, si reflexiona, que será feliz si logra hacer feliz a alguien. Y a partir de ahí, te lanzas y conoces a otra gente que hace cosas buenas, te mimetizas con ellos. El otro día oí por la radio cómo un grupo de matrimonios, con los hijos mayores, decidieron hacer algo que concretara su fe y se pusieron de acuerdo para acoger en su casa a un ‘mena’ (menor no acompañado), chicos que están en centros de acogida por el Gobierno español. Estos matrimonios los ayudan, los acompañan, por ejemplo,  a las mezquitas para que lean el Corán. Yo te aseguro que muchos radicales islámicos son auténticos ignorantes del Corán. Y por eso los han manipulado. Así que estos matrimonios los acompañan para que sean religiosos y una vez que cumplan 18 años, se lancen en la vida. Estos matrimonios proceden de una experiencia de fe y se mojan de esta manera. Lo cual quiere decir que hay muchísima más generosidad de la que nos imaginamos.

 

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Mons. Juan José Aguirre: "Estamos viviendo el terror puro y duro y un genocidio en Centroafrica"

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El Obispo de Bangassou preside este sábado la comida solidaria que organiza su Fundación

     Llega el segundo sábado de marzo, y como es habitual, en esta fecha, (éste año, 9 de marzo) la Fundación Bangassou organiza un almuerzo solidario en el Circulo de la Amistad que se celebra a partir de las 14:00h y que presidirá el Obispo de la Diócesis de Bangassou, el cordobés Juan José Aguirre. Esta comida benéfica sirve para financiar un proyecto concreto, que éste año consistirá en un taller de bordado para viudas de la guerra con niños, y para excombatientes de los conflictos armados, que según el misionero, merecen una segunda oportunidad, pese a tener sus manos manchadas de sangre.

     Juan José nos habla en la entrevista en Hoy por Hoy Córdoba, de la crisis humanitaria que sufre la Republica Centroafricana, uno de los lugares más pobres del mundo, y de lo trágico que ha sido ahí el año 2108 con las continuas invasiones de grupos radicales islámicos. Y Miguel Aguirre, hermano del Obispo y presidente de la Fundación, nos cuenta que cada año, con la colaboración de muchos, intentan superar el número de comensales del año anterior para conseguir más ayuda y poder financiar los proyectos.

     Las invitaciones se pueden comprar en la Sede de la Fundación en Av. de América N° 19, en la Librería Monte Sión en Plaza de los Carrillos N°, en Elisa García Peletería en C/ Sevilla N° 9, y en en la puerta del Círculo de la Amistad hasta el mismo sábado. Si alguien no puede asistir pero quiere colaborar, lo puede hacer en este nº de cuenta de la fila 0

0237-6028-00-9159341463 de BBK CAJASUR

 

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Buenos pastores en África que dan la vida por sus comunidades

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Las elecciones en la República Democrática del Congo fueron un fraude. En la vecina República Centroafricana la situación es trágicamente similar

 

     La buena noticia en República Democrática del Congo es que Kabila va a ceder el poder dos años después del final de su mandato. La mala, que las elecciones del 30 de diciembre fueron un fraude. La voz de alarma la han dado los obispos que, gracias al despliegue de 40 mil observadores, han documentado las oscuras maniobras del gobierno saliente para asegurar su botín en un país donde desde hace años la guerra es una distracción para el latrocinio. La comunidad internacional toma nota y algunos países no reconocen un resultado que aunque formalmente significa la entrega del poder a quien hasta ahora pasaba por líder opositor, en la práctica acrecienta la espiral de corrupción y violencia que, desde hace años, denuncia la Iglesia, sufriendo por ello persecución.

     En la vecina República Centroafricana la situación es trágicamente similar. El obispo de Bangassou, el español Juan José Aguirre, denuncia un nuevo caso que se produjo el 31 de diciembre, cuando unas milicias muy bien armadas llegaban a una población cercana a Bangassou, asesinaban al imán y desmantelaban la misión católica. La Iglesia denuncia planes para dividir y saquear este Estado fallido. Los señores de la guerra lo presentan como un conflicto entre musulmanes y cristianos, pero los obispos centroafricanos han organizado una acción conjunta con los líderes de otras religiones y así han desenmascarado la farsa.

 

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El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, denuncia otra ola de violencia

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Lleva desde el 31 de diciembre acogiendo en su diócesis a numerosas personas que huyen desde Bakouma

 

     Una de las historias que nos deja este miércoles tiene como protagonista a un viejo amigo.. ¿Recuerdas a Monseñor Juanjo Aguirre, el obispo de Bangassu? Desde hace años Juanjo resiste ante la violencia en la República Centroafricana.. Hace unas horas me llegaba un mensaje de WhatssApp de Juanjo.. el texto es espeluznante y te lo voy a leer tal y como me ha llegado.. Te repito que lo ha escrito monseñor Aguirre.. Escucha su relato

     “Han llegado 3.000 mercenarios a Bakouma, reclutados en Chad y Sudán. Bakouma está a 140 km de Bangassou. Muy bien armados. Coches nuevos, armas de guerra, logística. Hasta los trajes y las botas son nuevas. ¿Quién los ha armado y traído?

     Han saqueado la misión católica la noche del 31 diciembre. Han obligado a la población a exiliarse. Antes han matado al imán de la ciudad. El párroco  ha huido y salvado la vida por minutos. Miles de personas en la selva, huyendo. Cada día hemos ido desde Bangassou para recoger familias y personas. Seguimos hoy. Los niños no acompañados, van al orfanato. El negociador venido de la Minusca – la Misión de Naciones Unidas para la República Centroafricana - les ha dado tres días para retirarse de Bakouma. Si no quieren, no sabemos qué pasará.

     El jefe de los mercenarios está a 800 km y los negociadores hablaron con el jefe por teléfono vía satélite. Quieren dividir Centroáfrica en dos para que los musulmanes del África central se concentren en el nuevo país. Algunos países extranjeros están apoyando con armas y logística esta posible situación.

     Mientras, el ejército centroafricano sigue sin armas porque continúa el embargo de armas sobre Centroáfrica desde hace 5 años. Esperemos los días siguientes... Es una crisis humanitaria que debe de ser conocida.”

     Este es el mensaje de WhatsApp que nos ha hecho llegar Monseñor Juan José Aguirre.. El pide que la situación que se está viviendo en República Centroafricana se de a conocer y nosotros te hacemos llegar lo que él nos cuenta.

 

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Llamada de auxilio desde República Centroafricana

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Los criminales de guerra deben responder. Después, quizás todo comenzaría a ser más sencillo

    La República Centroafricana parece vivir en una guerra permanente. Las milicias islamistas Seleka, los guerrilleros anti-Balaka que las combaten, y las fuerzas gubernamentales, siguen manteniendo a la población en un estado de alarma sin fin. Entre tanto fuego cruzado y pese a tratarse de un país de mayoría cristiana, son precisamente los cristianos los más agredidos y violentados en sus derechos.

    La última matanza, que acabó con la vida de 42 personas tenía como objetivo un campo de refugiados y la Catedral de Alindao. El detonante fue el asesinato de un mercenario de Níger alistado en las filas de los Seleka.

     El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, ha explicado en La Linterna de COPE la raíz de estos ataques. Varios países del Golfo pagan a mercenarios para desestabilizar el país y ampliar su área de influencia. El país se desangra y nadie acude en su ayuda. Es verdad que Naciones Unidas ha expresado su preocupación en las últimas horas, pero los Cascos Azules están resultando inútiles. Más allá de las denuncias, no parece que se vayan a tomar decisiones inminentes. Hay algo que podría empezar a hacerse: los criminales de guerra deben responder. Después quizás todo comenzara a ser más sencillo.

 

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El aumento de la violencia en la República Centroafricana

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Monseñor Aguirre sobre la masacre en la República Centroafricana: ''Los Cascos Azules no quisieron intervenir durante la última matanza en la República Centroafricana''

     No lo has visto en ningún telediario ni lo has leído en ningún periódico pero hace tan solo unos días las milicias musulmanas conocidas como Seléka cometían un terrible atentado contra la diócesis y la catedral del Sagrado Corazón de Alindao, en el centro sur de la República Centroafricana.

      Murieron al menos 42 personas, entre ellos dos sacerdotes. Y algunas fuentes dicen incluso que los muertos podrían ser más de 100. No se sabe con exactitud porque muchos huyeron despavoridos del lugar, de sus hogares a los que quizá nunca vuelvan. Un atentado del que yo me enteré a través del diario italiano La Stampa porque los medios españoles ni se han hecho eco en un breve de ese terrible suceso. Aquí en la COPE, en 'La Linterna, sí te lo vamos a contar.

     El de Alindao es el último atentado de la ola de violencia que sufre la población de Republica Centroafricana. Esta ex colonia francesa no conoce la paz desde que obtuvo la independencia en 1960... Primero las guerras civiles, los golpes de estado: cinco van ya, ahora los rebeldes, hay hasta 14 grupos distintos. El país se desangra literalmente. Y los que no mueren no tienen más remedio que huir. Y lo hacen hacia el norte. Al Chad, donde hace apenas 15 dias tuve la oportunidad de estar de la mano de la Fundación Ramón Grosso. Allí el equipo de 'La Linterna' pudo hablar con varias mujeres centrofricanas que habían llegado a Chad huyendo de la violencia y de la guerra.

    El Chad es el Cuarto Mundo dentro del Tercer Mundo: no hay nada, pero es un lugar relativamente estable comparado con Republicana Centroafricana y sus países limítrofes: Sudán, Congo o Camerún. Por eso, Israel también eligió el Chad para escapar de la guerra.

     Contra todo el mundo. Un guerra contra todo el mundo de la que también huyó Valerié. Esta mujer centroafricana huyo hacia Camerún y de ahí al Chad y allí contaba uno de los testimonios más terribles.

     ¿Te imaginas como madre, como mujer, como ser humano que no te queda otra que deshacerte de un bebé porque no tienes fuerzas para seguir adelante con él o para que no lo cojan los terroristas de Boko Haram y le hagan a saber qué? Pues es lo que tenían que hacer las mujeres que huían de la Republicana Centroafricana. Es el infiermo de la guerra, el infierno que se vive a diario en el corazón de África... el infierno del que he vuelto hace solo unos días, pero allí siguen muchas Valeries.

     Ataques que son habituales en uno de los paises mas pobres del mundo. Muchos mueren y otros huyen de sus hogares. Se quedan pocos y algunos lo hacen para ayudar. Este es el caso de Juan José Aguirre, obispo de Bangassou. En esta linterna, hemos podido hablar con él. Nos contaban que en realidad estos atentados que se producen, ocultan otros intereses.

    El conflicto en el centro de África se ha recrudecido en los últimos meses. El coordinador de 'Médicos Sin Fronteras' en la República Centroafricana, Omar Hammed, ha subrayado en esta linterna el nivel de violencia que se vive en ese país.

     La inseguridad afecta a todos los propios trabajadores humanitarios sufren ataques que dificultan su labor. Omar Hammed, nos lanzaba una reflexión y una petición. ''Hay que ayudar al centro de África, aunque no sean nuestros vecino, por una cuestión de justicia global''. Un país, Republicana Centroafricana con una esperanza de vida muy baja, en torno a los 50 años.

     "Es una idea incierta que nunca nos ha sido oficialmente planteada. Cuando lo sea, tendremos naturalmente que estudiarla".

 

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África hoy - Monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou - 07/11/18

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África hoy - Monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou - 07/11/18

     Entrevistamos a monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou (República Centroafricana), quién nos acerca a la difícil situación que se vive en África por la violencia y matanzas de los radicales.


   Juan José Aguirre es misionero comboniano, y lleva casi 40 años viviendo en República Centroafricana, lugar que padece desde hace unos años graves ataques y violencia yihadista contra las personas, independientemente de su creencia religiosa. Monseñor Aguirre afronta la difícil situación y sigue ayudando a personas, ya sean cristianas, musulmanas o de cualquier otra creencia, a escapar de las matanzas de los radicales.

 

 

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Marvizón para la Quinta Angustia, a beneficio de la Fundación Bangassou

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Marvizón para la Quinta Angustia, a beneficio de la Fundación Bangassou

     El próximo domingo, Manuel Marvizón, presentará en Córdoba dos estrenos, "Amanecer en La Rocina" y la marcha procesional "Quinta Angustia de Córdoba. 

 

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Monseñor Juan José Aguirre, misionero comboniano y obispo de Bangassou

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     Le decía El Quijote a su gran amigo: 'La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida'. Y hay personas que en el ejercicio de su libertad, están dedicando su vida a los demás de una forma excepcional. Es el caso de Monseñor Juan José Aguirre, misionero comboniano y obispo de Bangassou. Lleva 38 años en la República Centro-africana, un país que según el índice de desarrollo humano es el segundo más pobre del mundo, solo superado por Níger. Lo que cada día vive en su misión, pone los pelos de punta.

     Monseñor Aguirre ha contado en 'Fin de Semana'  la insoportable situación que padece desde hace cinco años Bangassou y Centroáfrica, invadida por ejércitos, todos con el mismo objetivo, hacerse con las minas de oro y diamantes. Pero lejos de quejarse, da las gracias por poder ayudar a los que no pueden escapar de allí, mujeres violadas delante de sus maridos e hijos, ancianos con demencia acusados de brujería, huérfanos, leprosos o enfermos de sida terminales... “Dios nos ha llamado, es una vocación para toda la vida. No somos superhéroes, Dios sí, sin su gracia no podríamos hacer nada. Queremos dar la vida por nuestro pueblo hasta que Dios quiera”.

 

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La Casa de la Palabra (2018-2019) 05/10/2018

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La Casa de la Palabra (2018-2019) 05/10/2018

     Juan Ramón Virumbrales esa dando su segunda vuelta a España en bicicleta. En el camino presenta su novela "Llévame de viaje" y ofrece charlas sobre crecimiento personal. Juan José Aguirre, obispo de Bangassu, es testigo en primera persona de la guerra.

 

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El Obispo de Bangassou Juan José Aguirre: Hemos tenido que recoger trozos de cadáveres de cascos azules

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¿Qué hace un cordobés, con 64 años y obispo... en la República Centroafricana? Pues ayudar a los demás. Y en las condiciones más complicadas.

     Juan José Aguirre es el obispo de Bangassou y atiende a los micrófonos de El Espejo para explicar cuál es la situación del país y de la comunidad cristiana en República Centroafricana. La presencia internacional, las luchas de poder, la inmigración y la persecución han marcado los últimos cinco años del obispo español.

       El obispo pasa unos días en su Córdoba natal. Después, volverá a la que es su realidad como obispo de República Centroafricana. Lo primero que destaca son las luchas de poder que están teniendo lugar entre las grandes potencias. El Primer Mundo luchando en el suelo por la riqueza sin explotar de un país del tercero. El oro, los diamantes o la posición geográfica son algunos de los reclamos para países como China, Rusia, Estados Unidos y Arabia Saudí. La conclusión que el obispo comparte en El Espejo es que "el gobierno de República Centroafricana controla solo el 20% del país".

    Se compara a sí mismo y a la Iglesia del lugar con la hierba que pisotean los grandes elefantes que serían estas naciones. Sin embargo, no es la única prueba a la que están haciendo frente. El seminario se ha convertido en uno de los cuatro campos de desplazados del país. Sacerdotes que se forman al lado de personas que han huido de sus lugares de origen. En este contexto, la inmigración allí se cuenta en otras cifras hasta un total de 1.100.000 desplazados.

    ¿Cómo se es Iglesia así y en un lugar como este? La respuesta de Monseñor Aguirre es contundente: con esperanza de dar a los demás y la gracia de Dios. A pesar de ello, reconoce y denuncia el "vapuleo" que están sufriendo por "atreverse a decir lo que nadie se atreve". El martirio de sacerdotes o la destrucción de misiones es el testimonio con el que está creciendo la Iglesia en Bangassou. Él mismo ha sufrido amenazas de muerte en su móvil. Es, como lo resume el obispo: "Es un continuo caer y levantarse".

¿Cómo está la situación?

       Bastante maltrecha. Han movido ficha los grandes de esta tierra. Ha llegado como un elefante en una cacharrería la Rusia de Putin, a través de mercenarios de una compañía llamada garner? , y han llegado para formar a las tropas centroafricans, pero, al mismo tiempo, han firmado acuerdos en San Petersburgo para la explotación de minas de diamantes. Los chinos ya estaban allí explotando el oro y llegando los rusos, américa ha mandado dinero para hacer campos de militares. Al mismo tiempo, Arabia Saudí sigue mandando sus mercenarios fundamentalistas radicales, que están haciendo que el gobierno controle solo el 20% del país. Cuando los elefantes se pelean entre ellos, nuestra pobre gente y yo, que estoy con ellos, nos sentimos abofeteados por todos.

¿Y en la diócesis?

     Han querido hacer de Bangassou un país independiente que mire a La Meca, pero no lo han logrado. Ahora está asegurada con las tropas centroafricanas. Allí en Bangassou hay cuatro grandes campos de desplazados, uno de ellos en el seminario, a 50 metros de la catedral, donde tenemos a 1.500 musulmanes, que los hemos sacado de un genocidio, de ser degollados. Les pasamos 25.000 litros de agua potable y los cuidamos. Ya han llegado los cascos azules de la ONU y organismos internacionales que los están cuidando también. Hay un millón de desplazados en Centroáfrica, de inmigrantes. Nosotros, aquí en España, nos echamos las manos a la cabeza por 20,000 que han llegado en barcas. Allí tenemos un 1.100.000 desplazados en Centroáfrica. Es gente que está malviviendo, porque es esa hierba que está debajo de los pies de los grandes.

  ¿Cómo se vive el día a día y cómo se desarrolla la labor pastoral en estas condiciones?

      Hemos visto escenas alucinantes de niños que hemos tenido que recoger con un agujero en el pecho para llevarlos a una fosa común, hemos tenido que recoger trozos de cadáveres de cascos azules, etc. Eso lo haces, pero luego lo sueñas. Hay quien lo lleva más ánimo y acepta palabras de esperanza, y hay quien está deprimido y se hunde, porque se lo ha quitado todo, le intimidan, lo han echado de su tierra, y tiran la toalla.

     Dinámica destrucción de estos elefantes y reconstrucción de las obras que han empezado, ¿cómo se sigue volviendo a empezar?

     Con la gracia de Dios. Es la que te enseña el camino, te elige las palabras a decir, a la gente a la que tienes que tener como amiga por el bien del pueblo. Yo recibo SMS en mi teléfono amenazándome de muerte, pero muchas veces no se atreven a tocarme porque voy con sotana blanca, pero se ensañan con mis sacerdotes y mis laicos. Tengo que ser muy prudente para no enemistarme con gente que no debo.

      Situación...

     Los últimos cinco años han sido de un vapuleo constante. La Iglesia centroafricana ha sido un constante caer y levantarse. Ha habido una auténtica persecución a la Iglesia durante los últimos cinco años. La Iglesia ha sido la voz que se ha alzado contra esta situación. Hemos visto sacerdotes a los que han matado. Han ido a por ellos. Nos han destruido misiones y han puesto a parir a la Conferencia Episcopal por decir lo que nadie se atreve a decir. No son solo los fundamentalistas islámicos, si no de soldados de la ONU que no les gusta que les critiquen. Los últimos inmigrantes que están llegando aquí, lo hacen escondidos en camiones. Son jóvenes con barba que vienen de Raqa, Siria.

 

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El Obispo de Bangassou Juan José Aguirre: Hemos tenido que recoger trozos de cadáveres de cascos azules

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¿Qué hace un cordobés, con 64 años y obispo... en la República Centroafricana? Pues ayudar a los demás. Y en las condiciones más complicadas.

     Juan José Aguirre es el obispo de Bangassou y atiende a los micrófonos de El Espejo para explicar cuál es la situación del país y de la comunidad cristiana en República Centroafricana. La presencia internacional, las luchas de poder, la inmigración y la persecución han marcado los últimos cinco años del obispo español.

       El obispo pasa unos días en su Córdoba natal. Después, volverá a la que es su realidad como obispo de República Centroafricana. Lo primero que destaca son las luchas de poder que están teniendo lugar entre las grandes potencias. El Primer Mundo luchando en el suelo por la riqueza sin explotar de un país del tercero. El oro, los diamantes o la posición geográfica son algunos de los reclamos para países como China, Rusia, Estados Unidos y Arabia Saudí. La conclusión que el obispo comparte en El Espejo es que "el gobierno de República Centroafricana controla solo el 20% del país".

    Se compara a sí mismo y a la Iglesia del lugar con la hierba que pisotean los grandes elefantes que serían estas naciones. Sin embargo, no es la única prueba a la que están haciendo frente. El seminario se ha convertido en uno de los cuatro campos de desplazados del país. Sacerdotes que se forman al lado de personas que han huido de sus lugares de origen. En este contexto, la inmigración allí se cuenta en otras cifras hasta un total de 1.100.000 desplazados.

    ¿Cómo se es Iglesia así y en un lugar como este? La respuesta de Monseñor Aguirre es contundente: con esperanza de dar a los demás y la gracia de Dios. A pesar de ello, reconoce y denuncia el "vapuleo" que están sufriendo por "atreverse a decir lo que nadie se atreve". El martirio de sacerdotes o la destrucción de misiones es el testimonio con el que está creciendo la Iglesia en Bangassou. Él mismo ha sufrido amenazas de muerte en su móvil. Es, como lo resume el obispo: "Es un continuo caer y levantarse".

¿Cómo está la situación?

       Bastante maltrecha. Han movido ficha los grandes de esta tierra. Ha llegado como un elefante en una cacharrería la Rusia de Putin, a través de mercenarios de una compañía llamada garner? , y han llegado para formar a las tropas centroafricans, pero, al mismo tiempo, han firmado acuerdos en San Petersburgo para la explotación de minas de diamantes. Los chinos ya estaban allí explotando el oro y llegando los rusos, américa ha mandado dinero para hacer campos de militares. Al mismo tiempo, Arabia Saudí sigue mandando sus mercenarios fundamentalistas radicales, que están haciendo que el gobierno controle solo el 20% del país. Cuando los elefantes se pelean entre ellos, nuestra pobre gente y yo, que estoy con ellos, nos sentimos abofeteados por todos.

¿Y en la diócesis?

     Han querido hacer de Bangassou un país independiente que mire a La Meca, pero no lo han logrado. Ahora está asegurada con las tropas centroafricanas. Allí en Bangassou hay cuatro grandes campos de desplazados, uno de ellos en el seminario, a 50 metros de la catedral, donde tenemos a 1.500 musulmanes, que los hemos sacado de un genocidio, de ser degollados. Les pasamos 25.000 litros de agua potable y los cuidamos. Ya han llegado los cascos azules de la ONU y organismos internacionales que los están cuidando también. Hay un millón de desplazados en Centroáfrica, de inmigrantes. Nosotros, aquí en España, nos echamos las manos a la cabeza por 20,000 que han llegado en barcas. Allí tenemos un 1.100.000 desplazados en Centroáfrica. Es gente que está malviviendo, porque es esa hierba que está debajo de los pies de los grandes.

  ¿Cómo se vive el día a día y cómo se desarrolla la labor pastoral en estas condiciones?

      Hemos visto escenas alucinantes de niños que hemos tenido que recoger con un agujero en el pecho para llevarlos a una fosa común, hemos tenido que recoger trozos de cadáveres de cascos azules, etc. Eso lo haces, pero luego lo sueñas. Hay quien lo lleva más ánimo y acepta palabras de esperanza, y hay quien está deprimido y se hunde, porque se lo ha quitado todo, le intimidan, lo han echado de su tierra, y tiran la toalla.

     Dinámica destrucción de estos elefantes y reconstrucción de las obras que han empezado, ¿cómo se sigue volviendo a empezar?

     Con la gracia de Dios. Es la que te enseña el camino, te elige las palabras a decir, a la gente a la que tienes que tener como amiga por el bien del pueblo. Yo recibo SMS en mi teléfono amenazándome de muerte, pero muchas veces no se atreven a tocarme porque voy con sotana blanca, pero se ensañan con mis sacerdotes y mis laicos. Tengo que ser muy prudente para no enemistarme con gente que no debo.

      Situación...

     Los últimos cinco años han sido de un vapuleo constante. La Iglesia centroafricana ha sido un constante caer y levantarse. Ha habido una auténtica persecución a la Iglesia durante los últimos cinco años. La Iglesia ha sido la voz que se ha alzado contra esta situación. Hemos visto sacerdotes a los que han matado. Han ido a por ellos. Nos han destruido misiones y han puesto a parir a la Conferencia Episcopal por decir lo que nadie se atreve a decir. No son solo los fundamentalistas islámicos, si no de soldados de la ONU que no les gusta que les critiquen. Los últimos inmigrantes que están llegando aquí, lo hacen escondidos en camiones. Son jóvenes con barba que vienen de Raqa, Siria.

 

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Zemio: 60 años de historia

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Monseñor Juan José Aguirre ha escrito la siguiente carta:

     Fue una de las primeras misiones de la diócesis de Bangassou, allá por los años 50. Fue próspera hasta hace 5 años con la llegada de milicianos musulmanes radicales y jóvenes “libertadores” mal armados y mal encarados que convirtieron Zemio en un baño de sangre. Teníamos una escuela para 2.100 alumnos, un rebaño de vacas, un proyecto de la Iglesia americana para la ganadería y la agricultura que nos daba al mismo tiempo luz  e internet todo el día. La casa de las monjas era una joyita, no sólo se ocupaban de la escuela, sino que tenían proyectos de corte y costura, llevaban la Caritas parroquial donde atendían cientos de ancianos, enfermos de Sida y personas rotas por la dureza de la vida, llevaban las catequesis, ponían películas en la Iglesia por las noches, hacían pan para el barrio y estaban muy cerca de los dos curas de la parroquia…

     Con la llegada de los violentos, un plan urdido el 2013 desde fuera de Centroáfrica para hacer de él un país ingobernable, o dividirlo en dos, crear el caos y enfrentar musulmanes y no musulmanes para poder robar de aquí los minerales, ganado, petróleo y toda la riqueza…, el encanto de la misión se rompió. 25.000 habitantes de Zemio huyeron al Congo mientras los violentos de un lado y de otro quemaban sus casas, sus graneros, sus sueños. Los musulmanes de Zemio, muertos de miedo, se armaron hasta los dientes y con este gesto el resto de la población huyó a la misión. Pasaron penurias y vejaciones durmiendo en la veranda, extendiendo sus coloridos paños en el suelo mientras veían a lo lejos sus casas arder. Robaron sus cosechas y la escuela cerró. Quemaron el hospital y quedaron a expensas de las pocas medicinas que aún quedaban en casa de los padres hasta que también éstas se acabaron. La escuela cerró. La casa de las monjas fue saqueada y ellas volvieron, impotentes al Perú. Zemio se convirtió en una ciudad fantasma. Los dos grupos armados eran peligrosos como víboras. Por cualquier cosa saltaban chispas en forma de tiros y la población civil pagaba los platos rotos. Dos víboras en la misma casa, es para estar siempre atentos, sobre todo durante la noche. Extenuados y en estado de shock, delgados como palillos, sacamos a los padres de Zemio y los llevamos a la capital para un curso para destraumatizar. Habían enterrado decenas de cadáveres en fosas comunes y dormido en medio de una multitud aterrorizada durante meses. Dijeron a la gente de huir al Congo y la misión quedó vacía, silenciosa, acosada por los bandidos que se servían a sus anchas.

     En el mes de diciembre 2017 les pregunté si se sentían con ánimos de volver, de celebrar la Navidad allí, de volver a juntar a la gente aunque las dos víboras siguiesen trajinando por la casa e inventando maldades. Aceptaron. Les ayudaron a empezar y ellos juntaron a los que quisieron volver del Congo para vivir cerca de la misión porque el barrio católico, largo 4 kilómetros estaba completamente quemado. Empezaron la escuela y llamaron a niños musulmanes y no musulmanes para que convivieran juntos en la escuela. Era el principio de la cohesión social. Lograron que los niños musulmanes dejaran sus cuchillos en casa y que los profesores empezaran sus clases distendidos y animosos. Luego un proyecto alemán (ACN) les pagó las pajas del techo de las casas y aquellos que han querido volver, reciben la paja gratis si se construyen ellos mismos la casa.

     Estoy visitando Zemio. La gente me ha recibido con mucha alegría y durante 10 días he rezado y hablado con todos los grupos parroquiales, autoridades, imanes y militares. Se duerme bien con tanto calor humano pero hay ruido de sables y la gente mira de reojo a su espalda por si acaso. Con esa tensión, se va viviendo, pero es un vivir sin vivir, la esperanza puesta solamente en Aquel que nos sostiene.

Mons. Juan José Aguirre

Obispo de Bangassou

 

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Miguel Aguirre, presidente de la Fundación Bangassou sobre la Gala Benéfica de este jueves 31 de mayo de 2018

Miguel Aguirre, presidente de la Fundación Bangassou sobre la Gala Benéfica de este jueves 31 de mayo de 2018

 

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Comunicado de Monseñor Juan José Aguirre

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El Obispo de Bangassou, Monseñor Juan José Aguirre ha emitido el siguiente comunicado ante los sucesos en Bangui: "Sí, yo estoy en Bangassou, pero se lo que pasó ayer"

       Barrio musulmán del p.k. 5, corazón económico de Bangui. Un grupo de radicales dicen ser los autodefensa de las tiendas y de toda la actividad económica del barrio. Su jefe es musulmán y tiene el apodo de "force". Hace 20 días los soldados de la ONU quisieron desarmarlos y no pudieron. Fue como meter un palo en el avispero.

      Junto a ese barrio está un barrio non musulmán en el que se encuentra la parroquia de Fátima que tienen los misioneros Combonianos desde hace 50 años.

     Ayer, 1 de mayo,  había una reunión del grupo de San José. Iglesia llena hasta las puertas. Durante la misa, sobre las 10h, la gente de "force" irrumpen en la explanada tirando con Ak 47, tiros cruzados contra la puerta de la iglesia y granadas de mano, haciendo ya muchos heridos. Un sacerdote diocesano sale a auxiliar un herido en el pie y recibe una bala entre la sien y la oreja, mortal inmediatamente. Se llamaba Abbe Albert Toungoumale Baba, 55 años. Los criminales escapan, se auxilia a los heridos, los jóvenes cojen el cadáver del abbé y lo llevan hacia el palacio presidencial, donde sobre las 14,00h los soldados de la Minusca rwandeses los dispersan y el cadáver es reconducido a su parroquia para las exequias. Entre tanto, 3 mudusmanes son quemados sobre la arteria principal de Bangui, avenue Boganda, la mezquita del barrio la Kwanga es quemada, muchos enfermos del hospital comunitario musulmanes son heridos  y la caza al musulmán se mantiene hasta la noche. Total 15 muertos, 100 heridos y el riesgo que todo el proceso de paz y desarme venga abajo.

 

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Mons. Aguirre: Mi presencia ahora mismo en Bangassou podía provocar peores cosas”

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El obispo de Bangassou, en la República Centroafricana, narra la dramática situación que vive su diócesis, con un enfrentamiento armado entre musulmanes y la guerrilla anti-balaka.     

     En Bangassou, una ciudad del sur de la República Centroafricana, casi en la frontera con la República Democrática del Congo,se vive una situación de tensión constante. El obispo de la diócesis, el español monseñor Juan José Aguirre, M.C.C.F. ha pasado por 'El Espejo' y ha contado lo que allí está pasando.

     Monseñor Aguirre se encuentra ahora mismo en Bangui, la capital del país, porque le han recomendado que, por seguridad, de momento no vuelva a Bangassou. “Tenemos una serie de problemas muy gordos y mi obispo auxiliar, monseñor Jesús Ruiz Molina, me ha recomendado que no arriesgara y que mi presencia ahora mismo en Bangassou podía provocar peores cosas”, explica el misionero español.

      En Bangassou, un grupo muy numeroso de musulmanes -alrededor de 1.500- había sido protegido por el obispo, en la catedral y en el seminario, de los ataques de la milicia anti-balaka que quería tomar represalias contra ellos. Pero este grupo de musulmanes, que ha sido custodiado y alimentado por monseñor Aguirre, se ha vuelto en su contra. “La mayor parte son una mayoría silenciosa, formada por mujeres y niños, pero hay un grupo de exaltados, unos 100, que se han armado. Y no puede haber personas armadas en un campo de desplazados, aunque los militares que custodian el seminario lo permiten”, afirma el obispo de Bangassou.

     Monseñor Aguirre justifica la actitud de estos exaltados. “10 meses en el seminario, en un sitio pequeño, con alimentación escasa, con agua potable que les mandamos, habiendo perdido absolutamente todo... lleva a la desesperación. Y este grupo, sobre todo de radicales, que está en el seminario la pagan con los que más cerca tienen, que somos nosotros”, lamenta el comboniano, que asegura que “les mandamos cada día 25.000 litros de agua potable, la luz... pero para ellos nosotros somos los culpables de esa desventura que está viviendo y, entonces, todo el bien que hacemos se convierte en un búmeran que vuelve contra nosotros en forma de violencia”.

     "Las escuelas de la diócesis están allí como el único testigo de un posible futuro para este país"

      Para el obispo de Bangassou, la solución a este conflicto pasa por la negociación. “Ahora mismo, quien mueve los hilos de lo que pasa en Centroáfrica son países de fuera de Centroáfrica. Hay que mejorar la presencia de los soldados de paz, hay que desarmar a esos grupos... pero no depende de nosotros. Hay que desarmar a los anti-balakas, también a los grupos de autodefensa. Hay que desarmarlos a todos, porque son criminales”.

    Monseñor Aguirre también narra la trágica situación de la diócesis. “De las 11 misiones que tenemos, 9 han sido vandalizadas, completamente saqueadas. Hemos mandado a dos sacerdotes, dos curas que estén bien, que no tengan estrés acumulado, que tengan fuerza y tengan fe y que se vayan a zonas de altísimo riesgo a empezar las escuelas”, explica el obispo de Bangassou, que asegura que los centros educativos sí han sido respetados. “Están allí como el único testigo de un posible futuro para este país. Apenas abrieron las escuelas, llegaron 2.000 niños, musulmanes y no musulmanes, en las mismas y obligados a entenderse. Y eso obliga también a los padres a no pelearse. Esa es la estrategia que estamos utilizando”.

     Por último, el obispo de Bangassou ha contado cómo ha pasado la Semana Santa fuera de su diócesis, en el Hospital General de Bangui con los enfermos.

 

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Juan José Aguirre: "Muchas veces he tenido que escaparme de la flechas"

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     El obispo de Bangassou reconoce que no han sentado nada bien las denuncias de violación que ha hecho contra los cascos azules que protegen su diócesis e insiste en que lo que ocurre allí es una guerra económica y no religiosa

       Juan José Aguirre lleva casi 38 años en la diócesis de Bangassou y asegura que la situación de esta zona de la República Centroafricana nunca ha sido tan complejacomo lo es ahora. El wahabismo, “apoyado por los petrodólares”, el “gobierno fallido”, los intereses de los países de alrededor y occidentales o “algunos cascos azules” causan esos conflictos.

     “Ahora la moda es el fuego como arma de guerra, queman los poblados: matan a la gente y acaban con las semillas”, relata en Córdoba Hoy por Hoy. Aguirre ha vuelto a Córdoba a pasar unos días y a recabar nuevos apoyos para la Fundación Bangassou que soporta económicamente los proyectos allí desarrollados.

       Este sábado, el Círculo de la Amistad acoge la comida benéfica que les permitirá “reconstruir las escuelas”, aunque podrían poner cualquier otro proyecto, pues son muchas las necesidades. Aguirre no tiene pelos en la lengua y señala sin tapujos a quienes están cometiendo o amparando los asesinatos. Los últimos señalados han sido los cascos azules que han de proteger a la población de este territorio y que, según ha denunciado, han violado a mujeres. “En toda organización hay garbanzos negros”, añade, al tiempo que reconoce que sus comentarios en la prensa “no han sentado muy bien y están muy cabreados”.

     La entrega del obispo Aguirre parece ilimitada, partiendo de la consciencia del riesgo de su actividad. Su fe le empuja y ya no hay vuelta atrás. “Muchas veces he tenido que escaparme de las flechas”, asegura, mientras sitúa el coltán y otros recursos minerales como el principal motivo. “No es una guerra religiosa, los intereses son económicos”, subraya.

 

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Monseñor Juan José Aguirre: "La guerra en Bangassou es una guerra olvidada"

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     El corazón de África se está destabilizando y así de claro lo ha manifestado Monseñor Juan José Aguirre Muñoz, en su visita a los estudios de COPE, con motivo de la comida benéfica organizada por la Fundación Bangassou y que presidirá este sábado 10 a las 14:00 horas en el Círculo de la Amistad. 

 

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Conferencia de Juan José Aguirre sobre la misión de Bangassou

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Monseñor Juan José Aguirre relata en Rute la dura realidad de Bangassou

Lleva casi cuatro décadas en Centroáfrica, donde a la situación de pobreza se ha sumado en el último lustro la acción violenta de los grupos radicales

El presidente de la cofradía de la Vera Cruz entregó a Monseñor Aguirre la recaudación de su cena de la solidaridad

     En el poema “Muerte y juicio”, del libro “Sobre los ángeles”, Rafael Alberti escribió: “Para ir al infierno no hace falta cambiar de sitio ni postura”. En efecto, el infierno y el cielo, literales o figurados, conviven a veces como las dos caras de una misma moneda. Monseñor Juan José Aguirre lo sabe bien. A su alrededor ha visto la muerte y la sonrisa de un niño que va por primera vez a la escuela. En sus oídos resuena el silbido de una bala y el eco de una carcajada infantil. Es su realidad en la República Centroafricana, a donde llegó hace 38 años. Desde hace 20 es obispo en Bangassou. Ahora ha venido a Rute a dar a conocer esa realidad, por iniciativa de la cofradía de la Vera Cruz.

Monseñor Aguirre denuncia la pasividad de Naciones Unidas

      Su testimonio sirve para poner los pies en el suelo y relativizar los problemas de cada uno, frente a personas cuya principal incertidumbre no va más allá de saber cuánto tiempo seguirán vivas. El propio Aguirre ha tenido que enterrar cadáveres y ha ejercido más de una vez de escudo humano. Sin embargo, lejos de venir a Rute con un espíritu derrotista, ha traído un mensaje de esperanza. En una charla sencilla y directa, ilustrada con una copiosa documentación de diapositivas, ha mostrado la misión de paz de la diócesis. Ocupa una extensión similar a la de Andalucía, con una población de cuatrocientos cincuenta mil habitantes, y para ello cuentan con apenas 25 sacerdotes.

      Huelga decir que es una zona pobre, pero sobrevivir con medio euro al día es factible si hay paz. Así lo hacían hasta que hace algo menos de cinco años apareció “el monstruo” de la guerra. En marzo de 2013 el grupo insurgente Seleka dio un golpe de Estado. Se trata de musulmanes radicales, muchos de ellos mercenarios, armados por países que financian el yihadismo. Lo que había sido una convivencia pacífica entre musulmanes y no musulmanes se deterioró hasta rozar “la limpieza étnica” en mayo del año pasado. A los selekas se opusieron los antibalakas, que detestan los selekas y por extensión al resto de musulmanes y actúan sin escrúpulos.

      De los cinco millones de habitantes del país, hay seiscientos cincuenta mil desplazados. Se vive una “violencia extrema” ante la pasividad de Unicef y Naciones Unidas, “que se han escaqueado”. Incluso a él le aconsejaron que se marchara por un tiempo. Aunque ha vuelto a su Córdoba, piensa regresar en breve a un pueblo “que sufre, pero lleno de alegría”. Mientras, se consuela comprobando cómo no cesan las ayudas desde Córdoba y España a la Fundación para la Promoción y el Desarrollo de Bangassou. En Rute, la Vera Cruz ha colaborado con la reciente “cena de la solidaridad”. Su presidente, Francisco Jesús García, le entregó la recaudación íntegra como broche de su visita.

 

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''Mientras los países del Golfo sigan alimentando la guerra, será difícil el entendimiento''

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El obispo de Bangassou relata la grave situación que vive la República Centroafricana. Solo en la noche del pasado martes más de 50 personas fueron asesinadas

    Siguen los conflictos entre las dos milicias enfrentadas en la República Centroafricana. Este martes a 30km de la región de Bangassou han asesinado a 50 personas.

     Allí se encuentra el obispo Juan José Aguirre, quien trabaja en la Diócesis protegiendo a 2.000 musulmanes desplazados y quien ha contado en ‘Herrera en COPE’ cómo han pasado esta noche ''ha sido tranquila pero con mucho susto y zozobra, estamos muy preocupados y apenas hemos podido conciliar el sueño. Han matado a 50 personas y han destruido completamente la región''.

     Aguirre recuerda el problema que existe con esta guerra de guerrillas entre los selekas y anti-balakas denunciando que mientras los países del Golfo doten de armas ''y los grupos radicales sigan llegando al centro de África como quieran es difícil llegar al entendimiento porque están alimentando la guerra, el odio y la intransigencia''.

     El obispo de Bangassou  ha recordado el ataque que vivió en el mes de mayo cuando tuvo que actuar como escudo humano en la Mezquita de la ciudad para evitar el asesinato de musulmanes. ''Estaban metidos en la Mezquita como sardinas, escondiéndose de los radicales. Nosotros nos poníamos delante de ellos, a pecho descubierto y con las manos arriba pidiendo que no tiraran más y diciéndoles que se estaban manchando las manos de sangres''

     Por último monseñor Aguirre señala que ''soy misionario y tengo que estar aquí con los más pobres, tengo que ayudarles'' y asegura no temer por su vida porque ''sé para quién trabajo''.

 

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Monseñor Aguirre: "Hay muy pocos países que quieran enviar cascos azules a Centroáfrica"

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   La situación en la República Centroafricana sigue siendo muy preocupante. Las cosas han cambiado poco desde que el pasado viernes el programa 'La Tarde' hablara con Monseñor Juan José Aguirre, obispo de Bangassou, como el mismo prelado ha contado en 'El Espejo', este lunes.

     La situación es muy preocupante, "aunque hay  menos inseguridad, en la misión hay 2.000 musulmanes que están intentado sobrevivir y esperando que las cosas se calmen", narra el Obispo de Bangassou que admite que hay muchas personas que no han entendido que se pusiera como escudo humano para impedir la masacre, "hay algunos que no lo entienden, yo fui con algunos de mis curas y me puse delante, cualquiera que nos necesite vamos a lanzarle la mano, vamos a ser su salvavidas".

     Monseñor Aguirre pide ayuda, "necesitamos gasóleo para poder bombear el agua, no tenemos gasóleo ni para los coches ni para nada",sin embargo no se desespera, "total pasaremos meses estrechando la correa, pero nada nos detiene, porque estamos por los que necesitan nuestra ayuda, los pobres, los niños, los enfermos de sida nos necesitan y aquí estaremos con ellos".

     Otro problema será reconstruir el seminario, "el Seminario Menor que ahora mismo no existe, hemos tenido que enviar a casa a los seminaristas, está tomado por 2.000 musulmanes que intentan sobrevivir, cuando esto termine lo reabriremos". 

     Recuerda Monseñor Juan José Aguirre que en la República Centroafricana, "hay dos grupos armados que luchan por el control del estado: Los Seleka (Alianza en el idioma del país africano), un grupo formado por musulmanes centroafricanos y mercenarios de Chad y Sudán del Sur. Por otro lado están los milicianos cristianos que son conocidos como Antibalaka (Antimachete)" y que  para solucionarlo  "hay muy pocos países que quieran mandar cascos azules a la zona".

     La fuerza de este cordobés nace de la oración como el mismo cuenta en 'El Espejo', "ayer nos reunimos todos los curas y las monjas de Bangassou para hacer terapia de grupo, es el Señor, el Espíritu Santo el que nos da las fuerza, y  las monjas y los curas han estado al pie del cañón".

 

(ESCUCHAR LA ENTREVISTA HACIENDO CLICK AQUÍ)

Miguel Aguirre, hermano del Obispo de Bangassou, Juan José Aguirre

cope

     Entrevista de Carlos Herrera en COPE a Miguel Aguirre.

 

(ESCUCHAR LA ENTREVISTA AQUÍ)

En el corazón de África

cope.es

En el corazón de África

 

Se trata de una película del director Javier Santamaría que narra la vida de los misioneros en el centro de África, más concretamente en Bangassou. Para esta película ha contado con la gran ayuda de la Fundación Bangassou y de otras tantas ONG como Manos Unidas que están ayudando a que cada vez sean más las ciudades que desean tener esta cinta en sus salas. Son películas poco demandadas por el público en general, pero gracias a ellas, nos demuestran que en el mundo existen personas buenas volcadas en hacer el bien.

[Escuchar a Javier Santamaría AQUÍ]

17/10/2014

Entrevista en el Partido de las 12

16/10/2014

Entrevista en el Partido de las 12

Con la visita del programa a Córdoba:

Entrevista en el Partido de las 12 a Juanjo desde el Teatro Góngora de Córdoba

Fuente: COPE.es

10/10/2014

Entrevista en Radio Marca (@Ladeporteca)

10/10/2014

Entrevista en Radio Marca (@Ladeporteca)

Entrevista a Juanjo de Vicente Ortega y Natalia Freire

Ir al enlace

Escucha la entrevista completa a monseñor Juan José Aguirre en 'El Espejo'

17/07/2014

Escucha la entrevista completa a monseñor Juan José Aguirre en 'El Espejo'

 
Publicado en el Podcast El espejo, en Fe, filosofía y espiritualidad
 
 
 17/07/2014

Escucha la entrevista completa a monseñor Juan José Aguirre en 'El Espejo'


Canal: COPE
Categoría: Historia y Creencias
Subcategoría: Fe, filosofía y espiritualidad
Género: Radio
Procedencia: España
Idioma: castellano

Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Unported

 

Entrevista a monseñor Aguirre por Carlos Herrera en Onda Cero

28/04/2014

Juan José Aguirre entrevistado por Carlos Herrera en Onda Cero

"La gran riqueza de Centroáfrica es su pueblo", dice el obispo.

 
(Onda Cero - 28 abril 2014) El obispo español en la República Centroafricana, Juan José Aguirre, presenta en el programa de Onda Cero "Herrera en la onda" su nuevo libro Solo soy la voz de mi pueblo, de PPC. Durante la entrevista comenta la situación que se vive en Centroáfrica y destaca la calidad humana de las personas de allí frente a algunos gobernantes, que “han hundido el país".
 
Puede escuchar la entrevista completa aquí
 
 
 





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